Es importante observar la estructura que tiene el argumento cuando se le presta atención, así como la tensión y el ritmo narrativo. El lector debe fijarse en la tensión, ya que toda obra literaria contiene algún aspecto, casi siempre argumental, que mantiene al lector en vilo a lo largo de la lectura.

Responde a esa sensación de inquietud que, por pequeña que sea, capta su curiosidad y le alienta a continuar leyendo.

La tensión narrativa está relacionada con el ritmo de la narración, es decir, con el modo en que el autor dosifica las piezas argumentales para no revelar demasiada información o bien muy pronto o demasiado tarde. Saber proporcionar el grado de información adecuada en cada momento es un "arte" que todo buen escritor ha de dominar y que un buen lector debe conocer.

En algunas ocasiones, el lector tiene la sensación de estar leyendo constantemente información repetida, o bien de que falta alguna pieza que impide seguir acertadamente el desarrollo de la acción, sin que al final semejante desconcierto se resuelva de forma satisfactoria. Si el lector se siente perdido en medio del original, el autor no ha acertado en la cantidad de información argumental que presenta. Es un aspecto difícil de determinar porque lo que a un lector le resulta redundante o incomprensible, a otro puede parecerle fascinante.

En algunas ocasiones, la tensión narrativa se difumina para crear un ritmo ligero y seguido en la narración, mientras que otras obras avanzan despacio pero de forma segura hacia el clímax y acumulan así una tensión frágil pero constante en el lector que desemboca en una explosión argumental.

Por ejemplo, al principio se pueden tener tres historias aparentemente insulsas que al lector le pueden parecer desencajadas entre sí, pero a medida que avanza la narración el lector desconcertado irá intuyendo que se avecina el hecho argumental importante que unirá las tres historias y proporcionará sentido y cohesión argumental a la novela. Una vez que el lector se sienta incapaz de abandonar el libro, caerá la "bomba" argumental que satisfaga al lector, de modo que pasa de la indiferencia a la incontinencia sin darse apenas cuenta.

Una vez que se ha analizado el argumento de la obra, es conveniente que el lector se fije en una unidad o cohesión, es decir, si dentro del argumento existen carencias o contradicciones que impiden entenderlo, o si las piezas de cada capítulo o escena encajan formando una unidad indisoluble, por muy desordenadas que parezcan estar. En este sentido conviene prestar atención a la estructura de las tramas y subtramas así como a su relación entre ellas. Conviene preguntarse, "¿existen historias que se cuentan dentro de una historia? ¿Qué aspectos de ambas se reflejan entre sí?".

Este consejo forma parte del taller Cómo analizar una obra literaria: el informe de lectura. Toda la información en nuestra web.

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