En una narración puedes distinguir dos tipos de tiempo: 

- interno: dos meses, un año, toda una vida, etc. 

- externo: siglo XX, Edad Media, verano del 98, etc. 

¿Como puedes usar el tiempo interno?

Es el tiempo de la narración en sí, desde que ésta comienza hasta que termina. Puede durar una hora, una semana, dos años... dependerá de ti y de la historia que quieras contar. 

El desarrollo del tiempo de la narración puedes presentarlo de diferentes formas. Podrás establecer el orden que más te convenga. Así, existe la opción de un desarrollo lineal, comenzando desde el principio, y puedes avanzar linealmente hasta el final. 

También puedes elegir el desarrollo "in media res", que es un momento de la historia que no es el inicial, puedes comenzar por el final e ir retrocediendo. Son muchas las posibilidades de orden de la narración, y la elección dependerá de tu intención.

Desordenar los sucesos también es posible y es un recurso que puedes usar y que puede darte muy buenos resultados. 

Otro de los puntos que debes tener en cuenta es que en una narración, aun cuando sea lineal y se desarrolle de principio a fin, hay determinadas acciones que no vas a contar. Solo estará presente lo fundamental, de tal manera que no se den saltos en el tiempo, resultado de la omisión de determinados episodios que a nadie le importan. 

¿Cómo emplear el tiempo externo?

Se refiere al tiempo en que se sitúa la acción: siglo XX, verano del 80, una tarde de agosto, etc. 

De este tiempo, del momento en que tú has decidido que suceda la historia, dependerán otros factores relacionados con la ella. 

Será muy importante que tengas muy presente el tiempo en el que has decidido situar la narración para no caer en la inverosimilitud. Tienes que recordar la importancia de la documentación, porque será necesario que recopiles información del tiempo elegido para no cometer ningún error. Este hecho es especialmente importante en la novela histórica, por ejemplo.

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